Translate

lunes, 22 de abril de 2013

Es la fuerza de los pibes

Con autoridad, sin mirar atrás y con dos pibes que la rompen, San Lorenzo venció al último campeón argentino en Sarandí por 3 a 1, salvando un poco la cabeza de Pizzi y escondiendo bajo la alfombra la pésima imagen mostrada en el Gasómetro ante Racing en el clásico de la fecha pasada.

Manejó la pelota desde el arranque y no permitió que el reducto de la cancha favorezca al local, hasta no tener el primer gol de su lado. Supo cuando debía atacar y cuando esperar, aunque en esa espera desmedida del segundo tiempo casi vio su plan frustrarse. Pero no quiero adelantarme grandes pasos e ir en el detalle de cada gol. Sin la compañía de Stracqualursi (un eje cartesiano en un plano: sin movimiento, aunque el eje es más útil), Villalba se la arregló para ser el mejorcito en los primeros minutos y volver loco a Lisandro López a tal punto que este mereció irse expulsado por un patadón que pegó sobre el juvenil.

Luego de advertir a un desconocido Campestrini con un tiro libre, en la réplica siguiente de frente al arco el pibe Navarro no perdonó y acarició el balón de manera tal que la comba confundió al cancerbero (palabra vieja si las hay) y clavó el uno a cero, merecido por el orden de los de Boedo y la decisión de atacar. No conforme con eso siguió atacando, aprovechando la confusión generalizada en los de Alfaro, y no parecía estar lejos del segundo, aunque Gentilletti y Alvarado le daban ciertas comodidades a Furch para asustar a Ibañez. Recién eliminados de la Libertadores de manera tan sorprendente, Arsenal solo mostraba algo con Ortíz o una corajeada de Braghieri; punto aparte para Carbonero, jugador blandito como pocos y muy mañoso a la hora de jugar. El primer tiempo terminaba y el concierto de los discípulos del Papa se daba un descanso prometiendo más. No eran músicos estridentes y revolucionarios pero su música convencía y no desafinaba.

El segundo tiempo trajo una pequeña siesta de los visitantes que aprovechaba el local para buscar el empate; y cuando parecía volver a los andariveles normales del primer tiempo, Furch conectó en el punto penal un centro medido de Ortíz para emparejar el pleito y poner un manto de duda al trabajo de los Pizzi boys. Minutos después, "Fantasía" Piatti (aporte de un amigo), sacó a relucir un poco de la magia que lo llevo a Europa y desde mitad de cancha pateó al arco, si bien el tiro no era difícil de controlar "Mano de Manteca" Campestrini la complicaba y tras no medir el pique en el área se dejó anticipar por Villalba para convertir el 2 a 1. Alfaro se enojó y sacó a los dos laterales por dos delanteros (mostrando una falsa faceta ofensiva de su táctica) para empatar el partido. Con más "garra" que idea, Arsenal asustaba por momentos a Ibañez y Boedo completo más alrededores; pero en una contra perfecta, el recién ingresado Bufarini; con futuro en Boca (?), según los vende humo de siempre; calzó desde la media luna la pelota para clavar otro golazo digno de la noche dominguera, para poner el 3 a 1 definitivo.

Para ir cerrando, dio que la figura de la cancha fue Villalba, seguido por Navarro y Ortíz de Arsenal. Seguido de cerca por Braghieri y por Mercier (detalle que me mostró el mismo amigo cuervo), quien estuvo opacado pro Ortigoza en Argentinos pero en CASLA demostró tener luz propia haciendo algo tan simple como difícil  simplificar un pase para generar un ataque o para cuidar el balón. Ganó la mentalidad ofensiva de Pizzi y le permite respirar un poco más; pero el monumento o premio mayor se lo llevan los pibes Navarro y Villalba, esperando desde acá que los podamos disfrutar un poco más en el fútbol argentino y no que terminen jugando en la quinta división qatarí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario